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Laconismo es la forma de expresarse breve y concisamente, con las palabras justas y, a la vez, ingeniosamente. Esta palabra hace referencia a la forma de hablar y pensar de los habitantes de la región de Laconia, en la Antigua Grecia, donde estaba situada Esparta.[1]
Esto es especialmente útil por su eficacia (como en jerga militar), por razones filosóficas (para los minimalistas, como los estoicos), para desarmar discursos largos y demagógicos o por un especial esfuerzo educativo en este aspecto que es el verdadero origen de esta palabra.
Así, los lacónicos (←Laconĭcus(latín)← Λακωνικός [lakonicos](griego antiguo) ‘espartano, lacedemonio’), durante la educación espartana que recibían, pedían a los jóvenes que hablaran poco.
Una de las anécdotas que da origen a este término se debe a que Filipo II de Macedonia lanzó a los laconios la siguiente advertencia: «Si invado Laconia, os arruinaré para siempre», a lo que los laconios contestaron escuetamente: «αἴκα» (que viene a significar un «si» condicional).[2][3]
Otro ejemplo es la expresión que, según Plutarco, Leónidas I pronunció ante la demanda del ejército aqueménida de que depusieran sus armas, Molon labe, cuyo significado es «Ven y tómalas».[4]
Otra famosa respuesta exponente del laconismo y ligada a las virtudes militares de los espartanos, fue la que dio Diéneces en la batalla de las Termópilas: cuando un aliado traquinio dijo que había tantos arqueros persas que con sus flechas bloquearían la luz del sol, él respondió que así lucharían a la sombra.[5][6]